Después de 10 meses de dejar de fumar, Quico se decidió a debutar en la Maratón de Collserola y lo consiguió. ¡Reto superado!
El pasado domingo 7 de octubre de 2012 a las 5:30 horas, me levanto de la cama cansado de dar vueltas, me como un poco de arroz, un café con leche y me preparo todo el material.
A las 7 horas ya estaba en el velódromo de Horta esperando la salida (demasiado pronto pero ya se sabe, los nervios…). A las 07:57 horas, minuto de silencio por la compañera Teresa FARRIOL, 07:58 otro minuto de aplausos en su memoria de todos los presentes. A las 08:00 horas se da la salida (por fin…).
Encaro la primera cuesta sin ningún problema hasta llegar al sendero donde se produce un tapón que nos obliga a subir en fila y caminando, la gente va diciendo tranquilidad, respetad la carrera, que queda mucho por delante, pero yo pensaba: ¡ Vale pero voy súper bien! ¿porque disminuir el ritmo?, cabezón que es uno…
Llegamos arriba, al Forat del Vent donde empieza la bajada hasta llegar a Can Borrell donde está situado el primer control, de momento mi estado es bueno y he corrido casi todo el tramo, la gente del control nos dice en tono irónico: «VENGA QUE YA ESTAIS» y yo pensaba, pues no falta nada… esto es el kilómetro 5.
Continuamos en dirección el Pi d’en Xandri, también es un tramo de bajada y plano. Antes de llegar al famoso pino, nos desviaron a la izquierda, por un sendero que pasaba por el medio de un campo sembrado para luego internarnos por unas trialeras y senderos por medio del bosque, hasta que salimos a una pista forestal y llegamos al control 2 a unos 12 km de la salida.
A partir de aquí, empecé a darme cuenta, que tal y como me habíais dicho, tenía que caminar más por las cuestas y correr sólo en las bajadas y algunos caminos llanos o si no posiblemente no llegaría.
Continuamos por una carretera secundaria hasta volver a introducirnos por un sendero de bajada que nos llevó por un tramo muy bonito entre arbustos y con vistas panorámicas de anuncio.
Llegamos al control 3, marca que ya estamos en el km 17, empiezo a darme cuenta que esto va a ser muy duro, porque a estas alturas, llevo 2:25 minutos, lo que me confirma que si todo va bien tardaré 6 horas para acabar la maratón.
Continuamos por unas trialeras de subida que se me hacen eternas y en las bajadas me empiezan a doler los pies, poco antes de llegar al control 4 (km 21) me adelantan dos corredores que se pasan de largo una señal. Los aviso y dan la vuelta, como penitencia a uno de ellos le digo que me haga una foto con mi móvil en el control y la verdad que me hace una foto horrible.
Seguimos y me tomo mi primer gel, que me lo vendieron como una ¡bomba de energía! Para mí, este tramo es el más duro, trialeras de bajada interminables y de subida, más interminable aún. Llega el momento de fuerza psicológica. Empiezo a trabajar mi cabeza y me mentalizo diciéndome:»DISFRUTA DE LA CARRERA, LA MONTAÑA, NO PIENSES EN EL CRONO…» ¡Parece ser que funciona!
Sigo hasta llegar al control 5, es el km 27, veo gente con calambres en los gemelos, yo me los noto muy tirantes pero de momento bien.
Me dicen que lo peor ha pasado, pero para mí empieza mi sufrimiento, sufro en las bajadas de dolor en la espalda y poco a poco noto como pierdo resistencia en los tramos planos, hasta llegar al punto de solo correr en los tramos de bajada.
Decido tomarme el segundo y último gel, que antes me había funcionado, y la verdad que a los 15 minutos me empiezo a encontrar mejor.
Llegamos al control 6, (km 31 aprox) me conozco el recorrido por que lo había entrenado anteriormente, eso para mi cabeza me va de perlas y entre el gel y esto, incremento el ritmo y me permito el lujo de adelantar a tres o cuatro corredores hasta llegar al control 7, (km 36 aprox).
Sé que me queda una pequeña cuesta y luego es bajada, plano y bajada final.
Salgo caminando para hacer la última cuesta y al empezar la bajada empiezo a correr. La espalda, los pies, los tobillos… me duelen bastante y tengo miedo de que se me suba un gemelo, por lo que voy con mucha prudencia, al llegar al plano continuo corriendo y cuando llego a un pequeño repechón noto que ya no me queda nada de gas, mi cuerpo ha absorbido todo el gel, no tengo más remedio que andar hasta llegar a la bajada final, que es un sendero bastante empinado, que enlaza con el primer tramo que usamos para subir al inicio de la maratón.
Tengo la sensación de estar caminando sobre de un camino lleno de agujas que se me clavan en los pies. ¡Qué dolor!
Llego al velódromo de Horta y siete u ocho personas me aplauden al llegar, pita el chip al pasar por la llegada, estoy muy contento por haberlo conseguido, me siento en el bordillo de la acera y me coge una rampa en el gemelo izquierdo, me levanto rápido para estirar la pierna y pienso que esta vez he estado cerca del límite.
Miro el tiempo final y sorpresa 05:59:59. ¡Más justo no podía haber bajado de 6 horas!
Espero repetir el año que viene pero un poco más entrenado, suerte y salud.
QUICO