Las vitrinas de la Strade Bianche se llenan cada vez más, de, deportistas con el prestigio que dan los grandes nombres.
Esas vitrinas han sumado el nombre de Tom Pidcock, que a sus 23 años, es tricampeón del mundo de Ciclocrós y campeón olímpico de Cross Country, ahora suma una de las grandes Clásicas, sin llegar aun, a ser uno de los monumentos.
No podemos dejar ni muchos menos de lado a las chicas, el nombre de Demi Vollering, también ocupa ya su lugar.
Las dos carreras de esta Strade Bianche que hemos vivido, en cierto sentido, tenían dos tramas muy similares, pero con diferentes desenlaces.
Tom Pidcock gana a lo grande la Strade Bianche
Pidcock se sacrificó y le salió la jugada perfecta.
Llegó en solitario a la meta con los brazos en alto en la Piazza del Campo. Kristen Faulkner fue desarmada a pocos metros de la meta por Vollering y Lotte Kopecky en la famosa pared final de Via Santa Caterina.
Pero ambos siguieron sus instintos, moviéndose cuando sus oponentes no lo esperaban.
Pidcock incluso en las primeras rampas del polvoriento Monte Sante Marie, a más de 50 km de la meta, dominó muros, rozó a la perfección las bajadas y lo que es su mayor éxito, mantuvo a distancia a los sus perseguidores mientras la pelea entre ellos era evidente.
Faulkner, por su parte, justo antes de la localidad de Castel nuovo Berardenga, a 40 km de la meta, teniendo que abdicar ante sus rivales sólo en la rampa final hacia Piazza del Campo. Dos lados de la misma moneda, diferente valor.
Misma trama, final diferente.
Entre las mujeres
Demi Vollering y Lotte Kopecky del TEAM SD WORX, dieron todo un espectáculo de forma independiente en las subidas de Colle Pinzuto y Le Tolfe codo con codo, para en la pared final de Via Santa Caterina, dar un recital de ciclismo y engrandando el nombre de esta prueba y, donde una simple foto decide la ganadora; una simple foto, te da la gloria o, te baja al infierno.
Vollering, ganadora en la foto finish dijo: creo que Kopecky está feliz por mi victoria; depende de ti si te lo crees o no.
¿Fratricida? En casa Jumbo-Visma vimos una lucha interior que hizo que muchos nos quedáramos con la boca abierta con el gesto entre Tiesj Benoot y Attila Valter que nunca se entendieron.
Uno dejando escapar a Pidcock, que con un poco más de colaboración, Tom no lo hubiese tenido “tan fácil”.
Benoot, quien sabe lo que es ganar la Strade Bianche, lo hizo en 2018, señaló descaradamente al húngaro reprochando que los sprints continuos no fueran la mejor manera de colaborar en atrapar a Pidcock.
Todos vimos Valter con la mirada directa a por su carrera.
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Resumo
No se puede decir entonces que esta Strade Bianche fuese (la del espíritu fraternal) entre compañeros por la unidad, y por un mismo objetivo común. NO.
De hecho, fueron batallas internas. Daba igual que tu compañero de fuga llevara la misma camiseta o diferente.
Cuando estás frente a la Strade Bianche, París-Roubaix o la Lieja-Bastoña-lieja, no hay ningún compañero de equipo a quien le importe algo más que su propio EGO.
No hay dirección ni director de equipo.
Tampoco es el: aquí vale todo, sin embargo, te lo juegas todo a cara o cruz.
Nadie se acuerda ni del Ineos Grenadiers ni del TEAM SD WORX ¿a que no? Únicamente de los nombres propios que cubrirá la placa del trofeo.
Tom se ha llevado una “grande”.
Cierto es que esperábamos más de los grandes nombres en unas clásicas en las que se está imponiendo la escapada, y, dar el todo por el todo. Es una carrera de 1 día y no hay más.
Felicidades al mejor español, Pello Bilbao que entró en el Top 10 por tercer año consecutivo, (7º a 01:04) del inglés Pidcock.
Entre las chicas del SD WORX, no corrió la sangre, pero dieron el mejor espectáculo posible en la plaza del campo en Siena. Demi Vollering y Lotte Kopecky hicieron lo que un deportista, sea el que sea, haría: darlo todo hasta el final en un día que sólo vale GANAR sin colores.
El año que viene, como se suele decir, más y ¿mejor? Quién sabe. La nueva generación ha llegado para quedarse en un ciclismo que ya no conserva; vivimos el ciclismo de ataque.
Felicidades a Thomas Pidcock y a la holandesa, Demi Vollering.
Noël González
Fotografía de stradebianche.it