Entrevista a Oriol Barbany tras su sorprendente podio en la CDH de 103 kilómetros de la HOKA Val d’Aran by UTMB® 2025.
El viernes 4 de julio a las 6:00 h, un total de 1.256 corredores se congregaron en la localidad de Les para tomar la salida de la CDH de HOKA Val d’Aran by UTMB®.
La organización se vio obligada a modificar el recorrido debido a las previsiones meteorológicas, introduciendo dos variantes importantes:
Se eliminó el paso por Colomers y también se suprimió la ascensión a la Tuca de Meddia.
Aun con estos cambios, el trazado mantuvo su dureza y exigencia, quedando finalmente en 103 kilómetros con 5.774 metros de desnivel positivo.
Los ganadores en esta distancia fueron Baptiste Coatantiec, Manuel Anguita y Oriol Barbany, quien protagonizó la sorpresa del día al pelear de tú a tú con el cuarto clasificado, Abel Carretero.
Barbany cruzó la meta con un tiempo de 11:13:12.
Oriol Barbany es un deportista amateur polivalente: lo puedes ver corriendo, montando en bici o esquiando en invierno. Una pasión por el deporte que lo acompaña todo el año.
Estudió la carrera de ADE/Empresariales y posteriormente Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFE).
Actualmente, compagina su faceta como deportista con su propia empresa online Roots Performance, dedicada a la planificación y entrenamiento de corredores de trail y asfalto.
Además, trabaja como readaptador deportivo y especialista en lesiones en el centro privado Laia Casals.
Hablamos con Oriol Barbany para conocer más sobre su experiencia en la carrera.
Cómo vive su día a día como deportista no profesional y qué sensaciones le dejó esta aventura por el corazón del Val d’Aran.
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ENTREVISTA A ORIOL BARBANY
¿Cómo viviste la CDH desde la salida en Les hasta cruzar la meta? ¿Oriol Barnay, te esperabas estar en el podio?
La verdad es que este año, tanto en la salida como en los tres días previos a la carrera, me sentí sorprendentemente tranquilo y relajado.
Normalmente eso no me pasa antes de una prueba tan larga; siempre hay dudas, nervios, esa tensión previa… Pero esta vez no.
No recuerdo haber estado tan calmado ante un reto así. Esa sensación, nueva para mí, me dio una motivación extra y una pequeña esperanza.
No me esperaba estar en el podio, sobre todo viendo el nivel de corredores que había, muchos con nombre y experiencia en este tipo de pruebas.
Yo me había planteado estar en un top 8, que ya me parecía un muy buen resultado viendo los tiempos de ediciones anteriores.
Creía que podía estar ahí, pero sinceramente, en ningún momento me imaginé acabar subido al podio.
¿Qué fue lo más duro del recorrido para Oriol Barbany? ¿Tuviste algún momento crítico durante los 103 km?
Estoy súper contento con cómo gestioné la carrera.
La verdad es que no tuve ninguna crisis importante, ni bajones de energía o de motivación. Me sentí muy bien durante toda la prueba, lo cual en un reto de más de 11 horas es algo muy difícil que pasé.
Sí que es verdad que, pasadas las 10 horas y media, ya en la última subida y bajada después del avituallamiento de Arties, notaba que no tenía una marcha más.
Pero aun así podía mantener el ritmo que llevaba, que era bueno, y eso me daba confianza.
Estoy muy feliz porque pude disfrutar muchísimo de toda la carrera, y eso en una prueba tan larga no es nada fácil.
Normalmente, en este tipo de distancias, sabes que en algún momento te va a tocar sufrir, pero esta vez, gracias a una buena gestión, lo pude evitar.
Apreté cuando tocaba, guardé fuerzas cuando vi que iba más justo o que el ritmo no era el mío, y a nivel nutricional todo fue según lo previsto. Pude comer lo que me había planteado en los avituallamientos sin problemas.
El trazado fue modificado por la meteorología. ¿Te afectó en tu estrategia o preparación mental?
Ya había ido mirando la meteo los días previos, y además tenía un amigo que estaba implicado en la organización, así que sabía que, por la previsión tan mala que daban, ya se estaban planteando recorridos alternativos o variantes.
Así que poco a poco me fui haciendo a la idea de que algo se modificaría.
Cuando nos pasaron el track definitivo, la verdad es que me alegré un poco, porque justo dos semanas antes había estado con unos amigos reconociendo el recorrido.
En dos días y medio hicimos un 95% del track original, y sabía que la parte que quitaban —la zona de Colomers y la última subida a la Tuca de Meddia— era seguramente la más lenta de todo el recorrido.
No eran muchos kilómetros, pero por la tecnicidad del terreno iban a ser tramos muy exigentes y que romperían bastante el ritmo.
Así que simplemente ajusté un poco los tiempos de paso que me había previsto, y adapté mis timings de carrera.
Aun así, una vez en competición, ya sobre la hora 5 o 6 vi que iba bastante más rápido de lo que había planificado, y en ese punto decidí olvidarme un poco de los cálculos y centrarme en competir, en luchar cada kilómetro y en mantener las buenas sensaciones.
Oriol Barbany, ¿cómo te preparaste para esta carrera? ¿Sigues un plan de entrenamiento estructurado o prefieres entrenar de forma más libre?
Yo, profesionalmente, soy entrenador y tengo una empresa donde nos dedicamos a la planificación online de corredores de trail y de asfalto.
Junto con mi equipo, en el que también está trabajando Arnau Artés, intentamos dar el mejor seguimiento posible a todos los deportistas que llevamos.
Desde hace años me autoentreno, sobre todo porque antes de aplicar ciertas metodologías con los atletas, me gusta probarlas en mí mismo.
Ya sea un tipo de entrenamiento específico, alguna técnica nueva que aparezca desde el ámbito científico o cualquier concepto relacionado con la fisiología del entrenamiento que pueda resultar útil, prefiero testearlo primero en mi propia preparación.
Para esta carrera hice una preparación específica de unas 4 o 5 semanas divididas en dos bloques muy buenos, sobre todo durante el último mes y medio.
Además, sumé los tres días que estuvimos en la Val d’Aran con los amigos reconociendo el recorrido, donde metí bastante carga y trabajé de la forma más específica posible en el propio terreno de carrera, intentando coger también referencias de tiempo y sensaciones reales.
¿Cómo concilias los entrenamientos con el trabajo, la familia y la vida en pareja? ¿Qué es lo más difícil de ese equilibrio?
Lo consigo haciendo malabares, como muchos deportistas que están en una situación parecida a la mía. Hay que compaginar la vida laboral, la familia, los entrenamientos, los planes con amigos, los viajes… Intentar llegar a todo. Y, evidentemente, muchas veces ves que cuesta muchísimo.
Por suerte, en los dos o tres últimos años he podido establecer un ritmo y un estilo de vida algo más tranquilo.
La mayoría de las mañanas tengo disponibilidad para entrenar, y eso me permite dedicarle 2 o 3 horas al día sin tener que ir tan justo, lo cual también me ayuda a liberar presión a nivel mental y a desconectar un poco de las obligaciones del día a día.
Lo más difícil, sin duda, es compaginar el descanso. Sé que podría entrenar más horas, pero la diferencia más clara respecto a un profesional es que yo, cuando termino de entrenar, me voy a trabajar 7 u 8 horas.
En cambio, un atleta que se dedica 100% puede descansar bien, dormir una siesta, ir al fisio, seguir rutinas de recuperación… Yo sé que ahí acumulo una fatiga extra que, a la larga, puede pasar factura.
Aun así, estoy súper contento porque, dentro de todo este equilibrio, consigo hacer la mayoría de planes que me apetecen con mi pareja, mis amigos y mi familia, sin tener que renunciar a nada esencial.
El duelo con Abel Carretero por la tercera plaza fue muy emocionante. ¿Cómo viviste ese mano a mano en carrera?
La batalla en carrera fue dura, pero también muy divertida.
Durante los primeros 60 o 70 kilómetros estuvimos cruzándonos constantemente; había muchos cambios de posición, íbamos todos muy juntos, y en cuestión de minutos podías adelantar o perder varios puestos.
Eso, en una carrera tan larga, se agradece porque te mantiene distraído, hace que el tiempo pase más rápido y mentalmente no se hace tan pesado como ir solo o con diferencias de 20 minutos respecto a otros corredores.
El punto clave, para mí, fue en Salardú. Bajé hasta allí con Abel y Pere, aunque ya notaba que físicamente iba algo más justo.
Pero hice un muy buen avituallamiento, comí y bebí bien, y salí de allí con un chute de energía brutal. Me dije: «Voy a aprovechar este momento».
Sabía que la subida a Banhs de Tredòs era uno de los tramos decisivos: es larga, no muy dura, pero si vas bien de piernas se puede correr.
En cambio, si vas justo y empiezas a caminar, puedes perder muchos minutos.
Por suerte, me encontré con buenas sensaciones, pude correr bastante, adelantar a varios corredores, incluso superar a Abel, y desde ahí hasta meta fue cuestión de sufrir, mantener el ritmo y defender la tercera posición.
Al final, me fue más justo de lo que pensaba. Sabía que tenía algo de margen, pero en meta vi que Abel hizo un final espectacular, recuperó muchísimo tiempo y casi me alcanza.
Ahora te preparas para el UTMB Mont-Blanc. ¿Qué significa para Oriol Barbany estar en esa línea de salida el 29 de agosto?
Después de hablar con varios amigos y corredores que ya han participado en el UTMB Mont-Blanc, todos coinciden en lo mismo: solo el hecho de estar en la línea de salida, sano, entrenado y preparado, ya es un logro enorme.
Al final, en una carrera de esta distancia, hay muchas horas de entrenamiento detrás, mucho sacrificio… y muchas veces, por una lesión, molestias o incluso por un tema mental, puede que ni siquiera llegues a tomar la salida.
A mí me pasó el año pasado. Tenía que correr la TDS y, por una lesión, ni siquiera pude competir. Así que, si consigo llegar a Chamonix física y mentalmente al 100%, eso ya será un éxito increíble. Luego vendrá lo otro, que es el verdadero reto de una vida.
Muchas veces me preguntan cómo me preparo para correr unas 100 millas o cómo se entrena algo así.
Y la realidad es que no se prepara solo con unas semanas o meses: se entrena durante años.
Es el resultado de haber dedicado muchísimas horas a lo largo de tu vida, de haber construido una carga crónica de entrenamiento alta y constante durante mucho tiempo.
Eso es lo que te da la eficiencia, la capacidad de aguantar y también la preparación mental necesaria para enfrentarte a algo tan grande.
Yo me lo tomo como una aventura.
No me lo puedo plantear de otra forma, porque nunca antes he corrido esta distancia.
Y, en el fondo, va a ser un proceso de descubrimiento personal.
Lo afronto con muchas ganas, con muchísima motivación… y como lo que realmente es para mí: el reto de una vida.
Oriol Barbany, en carrera sueles pedirle energía a tu madre. ¿Cómo influye ese gesto en tu rendimiento? ¿Sientes que te acompaña mentalmente durante el esfuerzo?
Creo que, a nivel mental, ese es mi gran punto fuerte.
Es un aspecto que he trabajado mucho en los últimos meses, y me he dado cuenta de que, cuando tengo bien alineados los pilares importantes de mi vida, eso se convierte en mi mejor arma.
Por suerte, en casa siempre he tenido un entorno muy unido. Mis padres, mis tíos, mi pareja, mis hermanos… toda mi familia siempre ha estado muy presente y muy conectada.
Desde pequeño hemos salido juntos a la montaña, a hacer deporte, a compartir tiempo al aire libre.
Y aunque el día de la carrera no puedan estar físicamente allí, sé que los tengo cerca.
Están pendientes, me mandan ánimos, nos llamamos, siguen los resultados en directo…
Sé que en el grupo de la familia y de los amigos no se pierde detalle, y para mí ese apoyo es incondicional.
En carrera estoy solo, sí, pero en realidad nunca me siento solo.
Sé que me están mirando, sé que están atentos a cada paso, y eso se convierte en una motivación más.
Me impulsa a querer hacerlo bien, a dar lo mejor de mí no solo por mí, sino también como forma de agradecerles todo ese apoyo que siempre me han dado.
¿Oriol Barbany, te marcas algún objetivo concreto para Chamonix o afrontas el reto con la idea de disfrutar y aprender de la experiencia?
Este año voy con la motivación de debutar y de descubrir lo que, para mí, es prácticamente un nuevo deporte.
Porque sé que una carrera de 100 millas no tiene nada que ver con distancias inferiores: es el doble de horas, el doble de esfuerzo… y una dimensión completamente distinta.
Mi intención es preparar la mejor estrategia posible, correr de forma más conservadora de lo habitual y, sobre todo, aprender mucho de la experiencia.
He tenido la suerte de entrenar con atletas y amigos que ya han pasado por esto, y gracias a ellos he podido absorber su experiencia, recoger consejos, pequeños detalles… e intentar llegar con la preparación más completa que he tenido hasta ahora.
Sí que tengo alguna referencia de tiempo en mente, y me gustaría poder rondar las 22 horas, pero soy muy consciente de que nunca he corrido esta distancia y que pueden pasar mil cosas.
Como dicen muchos, en las 100 millas puedes “nacer y morir” varias veces en el mismo día.
Mi objetivo principal es disfrutarla. No quiero retirarme, quiero vivir la experiencia a fondo y saborearla.
Ese día estarán allí mi familia, mi pareja, toda la gente que me acompaña, y mi ilusión es cruzar la meta con ellos, compartir esa felicidad y celebrarlo juntos.
Quiero que sea un recuerdo inolvidable.
¿Qué le dirías a alguien que quiere empezar en el trail pero no se atreve a dar el paso?
A alguien que quiera debutar en el trail, lo primero que le diría es que confíe en un profesional de la salud.
Que se haga los chequeos necesarios para asegurarse de que todo está bien, que está sano, que su cuerpo está preparado y fuerte para afrontar el reto.
También es muy recomendable confiar en alguien que le pueda guiar en los entrenamientos.
Al final, cualquier deporte de resistencia llevado al extremo, con muchas horas de carga, no es lo más saludable desde un punto de vista fisiológico. Pero, sin duda, es muchísimo mejor que no hacer nada y llevar una vida sedentaria.
Lo importante es disfrutar del entrenamiento.
Si tu idea es dedicarte a la larga distancia, la clave está en que te apasione la montaña, que disfrutes pasando horas allí, y que valores todo el proceso.
Porque cuando te das cuenta de la cantidad de semanas, meses y horas que has invertido, entiendes que el día de la carrera solo es una parte más del camino.
Y si has disfrutado del proceso, entonces el día que te plantas en la línea de salida ya vas con la sensación de estar recogiendo un premio.
No tienes que demostrar nada. Solo te queda vivirlo y disfrutarlo.
Fotografías de HOKA Val d’Aran by UTMB®